Enmarcando los debates políticos sobre el futuro del trabajo

NOTA l Ramiro Albrieu l Septiembre 2023

Este artículo forma parte del libro “INTERSECTING – Recursos para el futuro, vol. 11”, publicado por Global Solutions. Para acceder a la publicación original cliquea aquí.

Como un placer o una carga, el "trabajo" ha sido siempre un dispositivo central de coordinación entre los seres humanos, asignando diferentes roles e identidades a los miembros de una comunidad y, de esta manera, creando un todo orgánico basado en diversas partes dotadas de cierta autonomía. Desde que comenzamos a trabajar, siempre ha habido máquinas o artefactos a nuestro alrededor: implementos elaborados por el hombre a partir de elementos del entorno que nos ayudan a cumplir nuestras tareas. Es imposible negar el papel de las innovaciones tecnológicas en el crecimiento y el bienestar. 

 

En la primera revolución industrial a principios del siglo XVIII, el Reino Unido y algunas regiones de Europa continental lideraron innovaciones tecnológicas en torno a la energía de vapor y superaron al resto del mundo. La segunda revolución industrial a fines del siglo XIX vio surgir a los Estados Unidos y la proliferación de sistemas de producción en masa alimentados por la electricidad. En la década de 1990, la revolución de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) impulsó una serie de milagros asiáticos que llevaron a China por encima de Estados Unidos en términos del PIB expresado en dólares internacionales (PPP). Muchas de estas innovaciones disruptivas, que los economistas llamaron "Tecnología de Propósito General" (TPG), redefinieron el mundo del trabajo. 

 

La Revolución Neolítica transformó a los cazadores-recolectores en agricultores, mientras que la Revolución Industrial convirtió a los trabajadores autónomos en obreros de fábrica (1). Para el conjunto de TPG que surgió en los últimos 200 años, las nuevas relaciones laborales vinieron acompañadas del movimiento de los trabajadores desde empleos de baja productividad hacia empleos de alta productividad, lo que resultó en un mayor crecimiento económico y mejoras sin precedentes en los estándares de vida (3). Los países que escaparon de las trampas de bajo crecimiento y desarrollo crearon empleos nuevos y mejor remunerados, aprovechando las ventajas de las tecnologías emergentes en las revoluciones industriales pasadas (2). 

 

En el contexto actual de una nueva ola de innovación tecnológica, con la inteligencia artificial en el centro de la transformación, las sociedades están reorientando sus esfuerzos para aprovechar al máximo las nuevas TPG. A medida que las empresas reimaginan productos y procesos y los trabajadores están cada vez más entrelazados con herramientas digitales, el mundo del trabajo atraviesa un nuevo proceso de redefinición (4). Los gobiernos son conscientes de estos cambios, y los marcos de políticas públicas relacionados con los mercados laborales actuales y futuros, que abarcan una variedad de temas que van desde las habilidades hasta la tecnología y la regulación, se están revisando para dar forma a la trayectoria del cambio hacia un futuro con una mayor productividad y mejores empleos para todos. 

 

No hay una forma sencilla de construir estos marcos. ¿Por qué? Porque el cambio tecnológico es un cambio sistémico, donde se deben tener en cuenta diversos problemas, como la infraestructura, las habilidades, la demografía y la cooperación internacional. Enumeramos tres tendencias significativas: la tecnología, el clima y la demografía. Nos referimos, por supuesto, a la inteligencia artificial, al calentamiento global y a la transición demográfica. Necesitamos ser capaces de ir más allá de analizar cada una de estas tendencias de manera aislada y de integrarlas en un marco unificado. El impacto de estas tendencias en el futuro del trabajo no se conoce de antemano, pero depende críticamente del conjunto de comportamientos de los gobiernos, las empresas y los hogares, a lo que llamamos "respuestas institucionales". La rapidez del cambio y la consecuente ruptura con el pasado indican que las instituciones del statu quo (que explican el conjunto actual de sistemas de aprendizaje, políticas de protección social e incentivos a la innovación) difícilmente puedan estar a la altura del desafío. Este es un asunto complejo; la innovación es imperativamente necesaria en la política pública en diversas áreas, como la educación, el mercado laboral y la ciencia y tecnología. 

 

Las transformaciones económicas y sociales están profundamente arraigadas en el contexto local. Incluso en el caso de la digitalización, que tiene mucho que ver con el traslado de actividades económicas y sociales de un mundo hecho de átomos a un mundo hecho de bits, tanto la velocidad como la dirección del cambio están condicionadas por las capacidades de las empresas locales, la cantidad de habilidades de los trabajadores nacionales, la infraestructura nacional disponible, el estado de las finanzas gubernamentales, etc. El Sur Global difiere fundamentalmente del Norte Global en este sentido. Tomemos como ejemplo los debates sobre el cambio tecnológico. Las discusiones del Norte Global sobre la tecnología y el futuro del trabajo se basan en la premisa de que la innovación tecnológica centrada en la inteligencia artificial está en auge y su crecimiento es exponencial (6). El futuro ya está aquí. En un contexto donde el campo conceptual está dominado por la ciencia ficción (7), la narrativa del Global Norte sobre el futuro del trabajo representa un buen primer paso para orientar los marcos públicos, ya que rompe con temores en gran parte infundados de que los robots lleguen a dominar a los humanos. Sin embargo, esta narrativa tiene su propio conjunto de supuestos con respecto al patrón de cambio tecnológico, el funcionamiento de las instituciones y, en general, todo lo que importa para el futuro del trabajo. ¿Cómo podemos enriquecer los debates para reflejar los desafíos y oportunidades del Global Sur? 

 

Hemos identificado cuatro características estructurales clave en las que el Sur Global y el Norte Global difieren, y que deben enfatizarse en cualquier narrativa significativa sobre el futuro del trabajo en el mundo en desarrollo. Primero, en el pasado, el Sur Global no ha podido aprovechar al máximo las innovaciones tecnológicas globales y, en la era de la inteligencia artificial, sigue siendo un seguidor (8). Esto es importante porque los gobiernos en el Sur Global no pueden dar por sentada la innovación exponencial. Por supuesto, los países en desarrollo también deben comprender las consecuencias de la rápida automatización. Sin embargo, en este momento, la automatización probablemente no es tanto una amenaza como la ausencia de una difusión más acelerada de las nuevas tecnologías. Segundo, los desafíos de formación y reconversión son más complejos en el Global Sur (9), ya que muchos trabajadores actuales y futuros están excluidos de las instituciones de educación y formación. Además, aquellos que están integrados en estas instituciones sufren las consecuencias de sistemas educativos de baja calidad y aprenden por las malas que matriculación no es lo mismo que aprendizaje (10). Desde la perspectiva del Sur Global, la reforma de planes de estudio debe abordarse, pero también deben incorporarse elementos de análisis como la baja cobertura, la mala calidad y la escasez de financiamiento en torno a la formación. Tercero, las instituciones del mercado laboral difieren de manera fundamental. Mientras que el cambio tecnológico está desafiando los empleos formales en el mundo desarrollado, en los países menos desarrollados debemos agregar a estas amenazas los probables impactos en el sector informal, ya que las formas no estandarizadas de empleo son la norma (11). Cuarto, la desigualdad en el Global Sur va mucho más allá de los ingresos. En estos países, la distribución desigual de la influencia, el capital digital, las habilidades y las capacidades de las empresas se traduce en una marcada incapacidad para aprovechar las oportunidades de crecimiento emergentes como las innovaciones tecnológicas. Abordar los complejos problemas relacionados con la desigualdad estructural es fundamental para los países del Global Sur. 

 

Replantear los debates de políticas sobre el futuro del trabajo para abrazar perspectivas sistémicas y contextualizadas es un paso crítico hacia la creación de empleos de mejor calidad en el futuro. Esperemos estar a la altura del desafío. 

 

Referencias 

 

  1. Jan Lucassen, The Story of Work: A New History of Humankind (New Haven: Yale University Press, 2021). 

  2. Carl Benedikt Frey, The Technology Trap: Capital, Labor, and Power in the Age of Automation (Princeton, Princeton University Press, 2019). 

  3. Nathan Rosenberg, Ralph Landau & David C. Mowery, eds. Technology and the Wealth of Nations (Stanford University Press, 1992). 

  4. Paul R. Daugherty & H. James Wilson Human + Machine (Boston, MA, Harvard University Press, 2018). 

  5. Ver, por ejemplo, International Monetary Fund, Future of Work: Measurement and Policy Challenges (2018); International Labour Organization, Work for a brighter future – Global Commission on the Future of Work (Geneva: ILO, 2019); y Wilson Wong, “AI and the Future of Work: A Policy Framework for Transforming Job Disruption into Social Good for All” in Artificial Intelligence for Social Good (Association of Pacific Rim Universities, 2020), p.244-275. 

  6. Ajay Agrawal, Joshua Gans & Avi Goldfarb, eds. The Economics of Artificial Intelligence: An Agenda (Chicago University Press, 2019). 

  7. Ver (Khee 2018) (Khee, J. (2018), The Robotic Imaginary. University of Minnesota Press. https://academic.oup.com/oxford-scholarship-online 

  8. United Nations Industrial Development Organization, Industrial Development Report 2020. Industrializing in the digital age (Vienna, 2019). 

  9. Nisha Arunatilake “Skills for future-proofing jobs in developing countries” (Future of Work in the Global South (FOWIGS), 2022). 

  10. Lant Pritchett The Rebirth of Education: Schooling Ain’t Learning (Center for Global Development, 2013). 

  11. International Labour Organization Non-standard employment around the world: Understanding challenges, shaping prospects (Geneva: ILO, 2016). 

 

 

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