Formación para el trabajo y desarrollo: una agenda con muchos puntos pendientes

NOTA l Ramiro Albrieu l Agosto 2024


Hace algunos días estuve en Adis Ababa, Etiopia, en el segundo Diálogo interregional sobre Educación y Desarrollo organizado por Obreal, la Unión Africana y el Ministerio de Educación de Brasil. Presentamos allí varios estudios sobre el funcionamiento de los sistemas de formación para el trabajo (TVET por sus siglas en inglés) que venimos realizando un grupo de investigadores e investigadoras del colectivo FutureWORKS, tanto en Sur Futuro como en la Wits University de Sudáfrica, con el apoyo del IDRC y JustJobs Network. 

 

TVET se ha vuelto una pieza central en la respuesta de los gobiernos a la fenomenal expansión de la población joven en varios países del Sur Global. En los países en desarrollo se encuentra un 82% de las y los jóvenes entre 15 y 24 años, y ese ratio sólo será más alto en las décadas próximas. En particular, el rol de Africa será cada vez más importante: si hoy cuenta con el 15% de las y los jóvenes, ese ratio subirá al 20% en veinte años, y al 26% en otros veinte años más. Así, si pensamos en el futuro de trabajo a escala global, los rasgos básicos del mercado laboral de las próximas décadas se juegan hoy en las estrategias orientadas a crear empleo de calidad en el Sur Global. 
 

Las nuevas tecnologías digitales representan una oportunidad para avanzar en ese sentido. Las sociedades están encarando una Segunda Gran Transformación; si en el primera nos movimos del espacio rural al espacio urbano, en esta nos movemos del espacio de los átomos al espacio de los bits. Si la primera la transformación estructural promovió a la industria por sobre la agricultura, ahora son los servicios el centro de la atención. Aquí aparece un segundo elemento fuerte que  está dando forma al futuro del trabajo: los trabajos están cada vez más ligado a el intercambio de servicios digitales.   

¿Cómo puede el Sur Global aprovechar esta oportunidad para crear empleo joven asociados a los servicios digitales? Ahí es donde TVET entra en la imagen. En todos los países del Sur Global es posible encontrar iniciativas orientadas a dotar a los jóvenes de las habilidades requeridas para satisfacer la demanda existente, o bien crear su propio emprendimiento. Sin embargo, hay mucho que ni los investigadores ni los hacedores de política sabemos. Estamos navegando a ciegas en una transición donde se juega el futuro del trabajo no sólo del sur Global, sino del mundo entero (¿de dónde, si no, saldrá la productividad necesaria para sostener a la población avejentada del Norte Global?). Al respecto, listo cuatro temas: 

  • Escasean los sistemas de información del TVET. Hay datos sobre enrolamiento, pero poco y nada sobre, por ejemplo, desempeño. “¿Quién aprende qué?” es una pregunta que aún no podemos contestar. No existe aún una estandarización de las estrategias específicas y los diferentes arreglos institucionales que dan lugar a la TVET. 

  • Sabemos muy poco sobre el impacto de los sistemas TVET en la desigualdad. ¿Se orienta a segmetos de menor poder adquisitivo o aumenta la brecha entre aquellos con distintos niveles de habilidades? ¿Los sistemas TVET orientados a las habilidades digitales, dan igual oportunidad a varones que a mujeres? 

  • Muchos sistemas TVET buscan readaptar habilidades en un contexto donde se asume que hay exceso de demanda, y hay que cerrar esa brecha adaptando las habilidades del lado de la oferta. Son en ese sentido, guiados por la demanda. Pero, ¿debemos sin más asumir que las señales de demanda que genera el mercado son correctas para crear empleos de calidad para los jóvenes? Se puede contestar que sí, pero hay argumentos potentes para agregar un pero”. La cuestión de la reforma estructural: si queremos que la generación de empleo sea guiada por la demanda que genera la estructura económica actual, ¿en qué sentido estamos motivando el cambio estructural?  

  • Otras preguntas que me vienen a la mente: ¿Cuál es el rol de la provisión privada de TVET? ¿Cómo hacer esquemas donde se complementen -y no compitan- las inversiones privadas con los esfuerzos públicos? 

La comunidad de investigadores viene trabajando en tratar de contestar estas preguntas. Hay estudios comparativos, estudios de caso de iniciativas exitosas, generación de datos puntuales sobre TVET, etc. pero creo que hay muchísimo para hacer. Hay tres líneas de acción concretas que requieren un trabajo conjunto entre la academia y la política. Primero, la creación de comunidades de aprendizaje, donde se fomenta el aprendizaje entre pares sobre qué funciona y qué no funciona en la práctica. Segundo, el diseño y la puesta en práctica de sistemas de información para TVET, de manera que exista un flujo regular de información comparativa sobre lo que allí ocurre en términos de enrolamiento, desempeño y grandes líneas estratégicas. Por último, la búsqueda de un marco conceptual de consenso que fije claramente objetivos, estrategias, la interacción entre las provisiones públicas y las privadas, el rol de otros factores que hacen a la transición laboral más allá de las habilidades (infraestructura, regulaciones, normas culturales), etc. 

No me gusta la frase “el futuro está acá” porque da la idea de un futuro que ya está jugado, y que es totalmente exógeno a lo que hagamos; la sociedad pierde agencia. Sí es verdad que, para bien o para mal, el futuro lo estamos construyendo hoy. Y ahí es donde hay que hacer más: repensar políticas y estrategias que crear una TVET que funcione para las y las 500 millones de personas que en términos netos engrosarán la fuerza de trabajo en los próximos 10 a 15 años.  

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